El nacimiento de mi interés por la corrección de estilo no fue nada original. Como toda persona que recurre a la escritura para expresar y comunicar, la obsesión para que lo escrito se entienda, cale y permanezca me llevó a hurgar en los entresijos del lenguaje y su andamiaje. Un apetito de conocimiento que mi condición de lectora voraz, sumada a una inclaudicable curiosidad, contribuyó a mi formación como correctora de estilo, en principio autodidacta, que decidí perfeccionar, de manera «formal», hace apenas unos años para convertir una afición en una profesión.
Un desafío que me confirma que aventurarse a un cambio propicia las inflexiones más singulares en el calendario.
Formación
Además de todas las lecturas que contribuyeron a ensanchar mi horizonte lingüístico, me gustaría mencionar—en orden cronológico inverso— mi paso por espacios que, definitivamente, me alentaron a sumergirme en el universo de las letras.
- Udelar, Tecnicatura Universitaria de Corrección de Estilo
- Seminario Internacional sobre Ida Vitale Centro Cultural de España en Montevideo
- Escuela según Mario Levrero, a cargo de Gabriela Onetto, Montevideo
- Redacción y práctica periodística- Escuela de Escritores de Madrid
- Curso de Periodismo Narrativo a cargo de Emilio Cicco, Argentina
- Taller de escritura creativa a cargo de Ramón Sanchís en El Libro Durmiente, Alicante
- Taller literario Perras Negras a cargo de Ana Milán, Montevideo
- Taller literario en UNI 3 a cargo de Celeste Paiva, Uruguay
Y, por supuesto, un imperecedero agradecimiento a mis docentes de lenguaje y literatura que supieron contagiarme su pasión.