De profesión, correctora de estilo
El gesto de vacilación que asoma en la cara de muchas personas, cuando les digo que soy correctora de estilo, me ha llevado a escribir un breve argumentario para explicar de qué trata el oficio de la corrección, que en realidad es más antiguo que la imprenta. Sí, aunque no lo creas, en el siglo XII, surgieron los primeros correctores, que intervenían en los trabajos de los copistas para asegurarse de que no hubiera faltas de ortografía, gramaticales o las tan escurridizas erratas.
«Pero esa función ahora la cumplen los programas informáticos de corrección», sentencian algunos. Déjame decirte que no. Si bien es cierto que son capaces de detectar errores ortográficos, gramaticales y erratas, no logran superar al ojo humano, revisor, analítico y crítico. Y te voy a explicar en qué.